Coronilla para la conversión de los masónes

Esta coronilla es un instrumento poderoso para contrarrestar y al mismo tiempo canjear a los masones de todo el mundo, debilitando la masonería y fortaleciendo a la Iglesia. Esta oración puede contar con un intercesor excelente: San Maximiliano María Kolbe. Un hombre y un santo extraordinario que dedicaron gran parte de su vida a luchar contra la masonería y salvar las almas de los pobres masones, tan engañados por el diablo. Todo esto, combinado con los 3 Sagrados Corazones de la familia Nazaret, puede hacer milagros.
Para recitarlo, necesitaremos el rosario clásico, comenzaremos con la oración inicial, seguiremos las diez oraciones centrales (“Vacía la masonería de todo el poder y llena Tu Iglesia de nuevos creyentes”), luego concluiremos la decena con la oración final. Todo esto debe repetirse cinco veces, completando las cinco decenas del rosario. Para concluir la coronilla, recitaremos la última oración a San Miguel Arcángel, seguida de un Padre, una Ave Maria y una Gloria.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

(Oración inicial)
Dios todopoderoso, bueno e infinitamente misericordioso, por los méritos de la Sagrada Familia de Nazaret y por sus Sagrados Corazones, por el agua y la sangre de Tu amado Hijo nuestro Señor Jesucristo, para el poder de San Miguel Arcángel y con la intercesión de San Maximiliano María Kolbe, te pedimos:

(Oración central)
Vacía la masonería de todo el poder y llena Tu Iglesia de nuevos creyentes. X10

(Oración final)
Santísima Virgen María, recen a su hijo nuestro Señor Jesucristo, para que por los méritos de San Maximiliano María Kolbe, San Pio de Pietrelcina y San Juan Pablo II, Dios protega a toda la Iglesia y convierta toda la masonería. Amén.

(Última oración)
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprimela Dios, pedímos suplicantes, y tú, Príncipe de la milicias celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

Padre Nuestro, Ave Maria, Gloria.